El pasado sábado 31 actuaron las mitiquísimas bandas británicas Saxon, Motörhead y Judas Priest en la Cubierta de Leganés (Madrid) en la gira Epitaph. Ninguna queja sobre las bandas, Saxon con gran energía y buen rollo, Motörhead con mucha caña y Judas Priest con un gran espectáculo.
Puede que esa sea la definición más clara de lo que vivimos las 10.000 personas que nos acercamos a verlos y a disfrutar de los grandes, pero si queremos buscar otra palabra que describa con precisión el día sería claramente "angustia", o quizá frustración, o ansiedad, cada uno con lo suyo, porque era evidente que ahí había más gente de la recomendable. Me gustaría comentar que el aforo para el recinto es de 8.200 en las gradas (en el caso de que estén numeradas) y de 12.000 si no lo están (es decir, apretujados). Si contamos con que se utilizó la mitad de la cubierta... ¡No me salen las cuentas señores! Y es que aquello era realmente insalubre, no tener ni el más mínimo espacio. Y no hablo sólo de las primeras filas, como suele ocurrir en todos los conciertos, sino que la cubierta entera estaba abarrotada completamente exceptuando los exteriores de la arena, donde tampoco el espacio era su característica más destacada.
A estas incomodidades súmenle las personas que iban, y perdónenme por la expresión, "hasta el culo", más aquellos que la seguridad de la gente les da lo mismo, imaginaos lo peligroso que podía llegar a ser. Y además recordemos que las salidas de emergencia estaban cerradas.
Únicamente quería que la gente supiera lo que hacen algunos por ganar más dinero, aunque con eso pongan en peligro la salud de 10.000 personas. Y me da lo mismo las excusas que puedan dar, porque los hechos son los hechos, y mucha gente lo pasó mal y no pudo disfrutar de la calidad musical que se nos ofreció ese gran día. A pesar de ello, y creo que hablo en nombre de todos, la diversión y la música se antepuso a las incomodidades que sufrimos, en un día en el que todos nos emocionamos enormemente.
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